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Investigadores del Instituto Max Planck consiguen que una
planaria regenere su cabeza completa, incluido el cerebro, una
capacidad que antes no tenía.
Animales como las lagartijas,
salamandras, el pez cebra o los ajolotes son capaces de regenerar partes
de su cuerpo después de ser amputadas, y completamente funcionales.
Ciertas especies de planarias o gusanos planos son unos maestros en el
asunto, e incluso recuperan su cabeza, cerebro incluido, tras una
decapitación. Por qué algunos seres tienen esta increíble capacidad y
otros no es todo un misterio. Investigadores del Instituto Max Planck
de Biología Molecular, Celular y Genética de Dresde (Alemania) se
propusieron descubrir si ese poder de regeneración puede activarse de
alguna manera. En el proceso, encontraron un interruptor molecular
crucial que decide si el gusano plano Dendrocoelum lacteum puede
regenerar su cabeza o no, y modificaron la circuitería genética de la
criatura de tal forma que restauraron plenamente su potencial de
regeneración. Volvió a salirle una cabeza completa después de ser
decapitado, algo de lo que antes no era capaz. Jochen Rink, líder del
grupo de investigación, estudiaba el gusano Schmidtea mediterranea,
conocido por sus excelentes capacidades regenerativas y por lo tanto un
modelo muy popular en los laboratorios. «Podemos reducir el gusano a 200
trozos y 200 nuevos gusanos saldrán a partir de cada pieza», explica.
Pero el equipo de Rink puso un gusano diferente, el Dendrocoelum
lacteum, bajo el microscopio. A pesar de que es un primo cercano del
primero, se había demostrado que el nuevo era incapaz de regenerar su
cabeza. Algo les hacía diferentes.
Cortado desde la colaEl
investigador buscó una respuesta entre los genes de las dos especies,
concentrándose en la llamada vía de señalización de Wnt. Al igual que
una conexión por cable entre dos ordenadores, las vías de señalización
transmiten información entre las células. Los científicos inhibieron el
transductor de la señal de la vía Wnt y eso hizo que las células del
gusano creyeran que la vía de señalización se había cambiado a «off».
Consecuentemente, el Dendrocoelum lacteum era capaz de regenerar una
cabeza completamente funcional tras una decapitación, incluso cuando era
cortado desde la cola. La regeneración de una cabeza completa con el
cerebro, los ojos y todo el «cableado» parece un asunto evidentemente
complicado. «Pensamos que tendríamos que manejar cientos de diferentes
conmutadores para reparar un defecto de la regeneración, y ahora hemos
aprendido de que a veces solo es cuestión de unos pocos nodos», dice
Rink. Este conocimiento quizás pueda ser aplicado en el futuro a
organismos más complejos y, quién sabe, quizás algún día a los seres
humanos. «Hemos demostrado que comparando especies relacionadas, podemos
obtener información sobre por qué algunos animales se regeneran
mientras que otros no lo hacen, lo que es un primer paso importante».
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